El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 10 de septiembre de 2015

ALMA Y VIRTUD.





Tomaron forma las palabras en la boca del sabio para decir: - "La virtud del hombre joven es la rebeldía. La del viejo, la resignación."

-Fui rebelde, como el ímpetu de mi juventud exigía ante lo caduco a su tiempo. Y mi rebeldía luchó por abrirse paso a contrapié en un mundo que marchaba demasiado lento, pues mi anhelo era volar.
Luché por preservar mi esencia de quienes, marchando delante, me imponían su paso para sentirse seguros frente a su horizonte cercano, demasiado lejos para mí. Y no quise marchitarme en la espera que contamina el espíritu puro con recuerdos y sueños de realización lejanos.
Las cicatrices de las derrotas quedaron grabadas en mi ser, pero de ellas saqué las fuerzas y la rabia necesaria para emprender nueva batalla. Y de la lucha contra lo que cerraba puertas a mi paso labré mi existencia, sostenida por lo único que poseía: mi joven vida que se esforzaba por dar valor a su pasión.
Mas, el tiempo ha pasado y he de aceptar que otros adelantan mi paso, ya no tan rápido; lastrado por la carga vital que me acompaña, y que por propia, no puedo abandonar.
Ahora mi vida es prudencia, serenidad y aceptación de mi ser finito. Las pruebas que me quedan por superar se baten con resignación, pues como antes las derrotas, cualquier triunfo será pasajero; la guerra está perdida de antemano.    
Ya no lucho contra los elementos. Mi joven pasión no ha cambiado en mi alma, quizás hoy más segura, más consciente; pero en el tiempo me voy desgastando como un meteoro que entra en atmósfera para disolverse y alcanzar el fin de su movimiento, y sólo hago que adaptarme para que no sea fugaz mi estela. Luz que mantengo encendida con fervor juvenil, pues aún hay quien sigue mis pasos para prender la suya y no he de mostrarme lejano.




No hay comentarios: