El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 11 de junio de 2015

PARA LA COMPRENSIÓN.



 - He buscado en mi interior la comprensión que me niega el mundo - reconocieron las palabras -; la misma que ha guiado mis pasos hasta el conocimiento para no naufragar con otros en el mar tempestuoso de los sentimientos sin definir. Y todavía me pregunto si no será más fácil comprender que ser comprendido.


Y el sentir se reveló:


- Hallar la comprensión es fácil desde la serenidad, mas la serenidad no depende por entero de uno mismo. Nuestra existencia es convivencia y la comprensión parte de su aceptación. Sin aceptación no existe serenidad; sin serenidad, difícil comprender y ser comprendido.


Tratar de hacerse comprender por quien (quizás) a sí mismo no puede, es tarea descabellada si antes no se enseña a comprender. Es entonces cuando el afán de comprender y el deseo de ser comprendido libran batalla sin tregua; porque comprender es dominarse a sí mismo, pero hacerse comprender es dominar a otros.


La comprensión es la luz que necesitamos y no está hecha para deslumbrar, para eclipsar otras luces con la fuerza de sus razones, sino para alumbrar nuestros pasos por el camino oscuro del desconocimiento, al lado de otros que también siguen su estela.

Si buscaste en la aceptación de los demás la confirmación que necesitan tus convencimientos, la experiencia de tu comprensión, te has equivocado, pues nadie se fía de quien muestra debilidad; de quien, para ser uno mismo, debe tomar parte del mundo primero sin nada seguro que ofrecer a cambio.

La batalla que libras en tu interior sólo tiene un ganador y un perdedor, y en ambos casos serás tú. Perder o ganar afecta a quien libra combate, a quien desea llegar más allá de la libre comprensión para abrir un camino claro, sin contradicciones, que otros puedan discernir y continuar seguros.








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