El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

sábado, 29 de noviembre de 2014

SIN VANIDAD EN LA MIRADA.





No hallé vanidad en tu mirada discreta, sino amargura; aquella que nace en la impotencia de la realización, de saberse valioso y a la vez condenado en la espera mortecina del porvenir incierto; viendo a otros pasar cuando se sigue encadenado al tiempo indefinido y se sufre su perdida, que secuestra mientras tanto el anhelo de sentir, de expansión del ser.

Quizás por un momento dudaste de tu sabiduría, de lo que con tiempo y esfuerzo aprendiste para forjar tu yo, y creíste que como tú existen cientos, miles, centenares de miles, y que nunca brillarás con luz propia; mas, aprecio que intuyes que te confundes, que como los demás eres único, irrepetible e indispensable; que la vida sin tu impronta no estará completa y que te reclamará para ello en el momento adecuado.

Se firme en tus convencimientos mientras dura la espera necesaria y mantén la serenidad para apreciar el valor de las pequeñas cosas que sientes ocurrir, pues son el marco que rodea tu existir y se convierten en maravillas, en perlas en el retrato de tu vida cuando logras reconocerlas.

¿Cómo pensaste que todo está hecho, que no existe otra realización esperando su instante para nacer de tu voluntad, de tu forma de hacer? Sabes que todo está por realizar de nuevo para permanecer igual, eternamente, y en ti la fuerza para hacerlo posible. No desfallezcas por el momento que atraviesas, no te dejes llevar por la ansiedad y el desánimo, y prepárate, el destino que te has marcado te tocará por detrás con su dedo para decirte: ahora.




  
  

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