El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

lunes, 29 de octubre de 2012

EL VALOR DE LA PROFECÍA.






- Enséñame el secreto que tan celoso guardas, que hace que tus pasos parezcan  siempre certeros, infalibles. Quiero saber de las observaciones que maneja la cábala para mostrarte el porvenir que anuncia tu profecía, pues deseo vislumbrar el tiempo que vendrá y sentirme seguro - dijeron las palabras -. Y el sentir respondió:

-  ¿ Acaso crees que te sentirás seguro por augurar lo que vendrá? Tu seguridad no va unida al acierto en el pronóstico, sino al pronóstico mismo, que no siempre será favorable.

La profecía no nace de la observación cuántica e interesada, más bien de la contemplación sin más. La observación busca una respuesta a sus preguntas mientras que la contemplación no pretende nada; sólo ve pasar.
La profecía no es un "don", sino una desgracia para el profeta que la anuncia, pues seguro desearía no tener que hacerlo, ya que nadie le creerá y se convertirá en un estigma de su tiempo mientras avance su corta existencia.




- Observar es ver desde fuera; contemplar es mirar desde el interior. Sólo desde la sombra se ve la luz; sólo en la luz se esconden las sombras.

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