El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 31 de mayo de 2012

UN PASEO POR EL CORAZÓN DE LA TIERRA DEL PAN.




La belleza de los elementos no es comparable con la perspectiva humana, y sólo la luz hace posible su grandeza y nuestro disfrute desde la contemplación.




Y los caminos nos llevan sólo a donde vamos, se detienen cuando nosotros lo hacemos y permanecen mientras los andamos.
Somos parte del paisaje y él se crea a imagen nuestra porque lo transformamos con nuestras manos.

Nos conjugamos con los elementos, el tiempo y el espacio para ser algo más grande, algo que sólo se aprecia fuera de nuestra escala, por encima de nuestra altura y del resto de las cosas.




Y todo se mezcla en perfecta simbiosis para hacerse natural con el resto, pues de otro modo no perduraría como no perduran los sueños que no realizamos.







Al calor de la luz se dorarán los panes que garantizan nuestro sustento; y tras su cosecha morirá todo aquello que no hayamos tomado abrasado por la luz estival, que de este modo devolverá a la tierra la virginidad necesaria para procrear de nuevo.








Nada comparable con la creación del hombre en perfecta unión con la naturaleza que lo rodea. Acción transformadora y complementaria, necesaria para la continuación de la vida e imprescindible para su evolución positiva.
Tanto nos esforzamos en construir como en lo contrario, pero de las cenizas de nuestra misma destrucción renacemos para perpetuar la vida, igual que los campos en primavera, que aunque saben serán sacrificados por la luz implacable, disfrutan su momento de frescura sin importarles más que eso, disfrutar del ser que se renueva constantemente para perpetuarse.





1 comentario:

Antonio Tejedor dijo...

qué dura nos han hecho a Castilla!