El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

miércoles, 23 de mayo de 2012

SÓLO EL AMOR PUDO LIBRARME.





- Descubrí lo nuevo en lo antiguo y vi caduco lo actual sobre sí mismo, nada más pasajero.


Comprobé que no existen las posibilidades, pues "todo" tiene su espacio en el tiempo de un hombre y sólo es cuestión de calcularlo para que no le sorprenda. La vida del hombre es como un pelo de fina, pero a la vez es extensa como un océano; sólo la frontera de la muerte hace la distinción.




- No creí desperdiciar mi vida por sacrificar por otros un tiempo de ella, y me condené con una sentencia indefinida de renuncia y entrega hasta el final, cuando mi juventud me exigía ser feliz dándome sólo a mis deseos.
Y no sólo logré convencerme a mi mismo, sino que también lo conseguí de quien necesitaba más para ello, quien de verdad me amaba, pues mi creencia descansa en la vida que discurre y que no se detiene en edades. Podemos elegir un camino, pero no podemos evitar cruzarnos con otros. Podemos elegir que hacer ahora, pero no nos librará de lo que no hayamos elegido, pues todo debe cumplirse.


- Cerré la puerta a mis sueños para hacer posibles los sueños de quienes me precedieron, e hipotequé mi tiempo por ellos pues los consideré míos, sin importarme el tener que envejecer a su lado.
Y lo hice por amor, como no podía ser de otro modo para sobrellevar carga tan grande, aunque el resto del mundo no me creyera  y arrojara sobre mi conciencia las sombras de las dudas.
Sólo el amor verdadero me libró de las garras de la soberbia, de la ambición ciega y de la locura, pues me mantuvo firme ante el azote de la indiferencia y de la ira, de quienes conociéndome, no me comprendieron.






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