El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

domingo, 15 de mayo de 2011

PARA GANAR.





- Mi decisión se confunde, se paraliza ante la incertidumbre, cuando pienso si con ella ganaré o perderé - dijeron las palabras -.


Y el sentir se reveló:

- Nada se pierde por querer ganar si para ello empleamos lo mejor de nosotros mismos sin escatimar, dándolo todo. Ganaremos en principio autoestima, pues liberaremos nuestro potencial sintiéndonos plenos, activos, y nuestra vida encontrará una dirección y tomará un sentido.


La vida del hombre en este mundo no es etérea, y se encuentra en constante movimiento; cuando la decisión se para ante el miedo a perder, nos resistimos a la inercia de la vida y nos apagamos.
Tomar la decisión adecuada consiste en contar con lo que se tiene, lo que se es, no con lo que se anhela; con ello no podremos ganar, porque la ansiedad por realizar nuestros deseos nos restará fuerzas en la batalla inevitable que habremos de librar.


Apartar primero todo aquello a lo que no estamos obligados para vivir, centrándonos solamente en lo que sí es estrictamente necesario, es  la condición indispensable que nos conducirá al fondo de la verdad que necesitamos conocer para no desviarnos de ella y poder ganar .


Querer ganar es básico para el género humano, pura cuestión de supervivencia; mas no así la ambición que resulta de nuestras pretensiones por llegar más lejos, aparentar lo que no somos y tener lo que no necesitamos.
Querer llegar más lejos es inconformismo, y si ganamos la primera batalla, ya nunca podremos saciar nuestra soberbia.
Aparentar lo que no somos resulta de la insatisfacción que sentimos por lo que somos y no aprendimos a valorar por mirar siempre para otro lado.

Tener lo que no necesitamos nos será siempre pernicioso, pues no nos corresponde y nos condicionará a estar centrados en lo que no nos es necesario, y para lo que habremos de empeñar nuestro tiempo.










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