El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

lunes, 18 de mayo de 2009

DE TRATOS Y CONTRATOS.





























- Hablemos de negocios... De tratos y contratos, de comercios. Hablemos de economía.

Sereno y sin inquietud, el sentir se reveló:

- Aún no hemos aprendido la lección mil veces explicada del principio básico del intercambio, por donde comenzaron los primeros episodios de paz de la humanidad. En el trueque, en el cambio de los propios valores por otros, a su vez imprescindibles para la subsistencia.
Hasta entonces reinaba tiránicamente la ley salvaje del instinto animal, y si una cosa se necesitaba, se tomaba si se podía como fuera, igual que cualquier otro depredador.
En la actualidad esta tendencia no ha desaparecido, continuamos saqueando las riquezas de otros más débiles para derrocharlas sin pudor nosotros.
Porque no nos interesó el juego: la ansiedad, la avaricia y la soberbia - elementos que distorsionan la personalidad, algo tan humano- retornaron al hombre instintivo, animal. Inventamos entonces lo que hoy llamaríamos monetarismo, por lo que todos quedamos sujetos a una "unidad valor", la moneda, a la que conferimos la virtud de contener todos los valores, incluso aquellos que no tienen precio. En este estado, fácil es cambiar todo por nada. Y así convertimos el factor enriquecedor del intercambio en instrumento de negocio personal, puramente lucrativo, basado en dar menos por más. 

Todo negocio debería estar basado en un intercambio justo y equitativo de valores, donde todas las partes obtuvieran un beneficio proporcional. Mal negocio es aquel, que para serlo, aumenta su beneficio succionando los de otros, porque algún día será engullido por otro negocio mayor, pues no dispondrá de aliados.






El comercio es necesario siempre que sea justo. No podemos seguir basándolo en la supremacía de las prioridades de las sociedades más desarrolladas, sin contar con el derecho de explotar la riqueza primero allí donde realmente se encuentra, ya que de otro modo, la sociedad en el mundo seguirá evolucionando retrógradamente, pues gira de fuera hacia dentro- de forma integrista- cuando cualquier expansión se inicia de dentro hacia afuera. Esta es la principal causa del peor y más grande de los negocios, "la guerra".


Basemos el comercio en los tratos, no en los contratos. Los primeros tienen su origen en la cercanía, la confianza y la amistad, mientras que los contratos lo hacen desde la distancia, la desconfianza y el desapego. Los tratos son resultado del compromiso, los contratos se rompen fácilmente.


No nos perdamos en la economía con tantas definiciones interesadas. Economía no hay más que una: aquella que administra eficaz y razonablemente los bienes para el disfrute de las personas y de todos los seres. Fuera de este principio, de esta definición, solo caben males que socavan la moralidad y la salud de los hombres, siendo el principio de extinción de muchas especies, no sólo necesarias, sino sagradas en su vida, como para nosotros la nuestra lo es.


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